Mié. Dic 4th, 2024
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Francisco Moreno Sánchez, quien es infectólogo, recordó el día en que se cumplieron cuatro años del primer caso de COVID-19, en México.

“Lo que ha sucedido es la peor tragedia en nuestro país, eso no debe olvidarse”, enfatizó el doctor.

México fue el cuarto país del mundo con mayor número de defunciones por COVID-19, Estados Unidos fue el país con más muertes.

El Estado de México, Ciudad de México, Jalisco, Puebla y Veracruz fueron las cinco Entidades federativas que concentraron el 45.3% de las muertes por coronavirus en el país.

Desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó a la emergencia sanitaria, provocada por los casos mundiales del COVID-19, como una pandemia, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) han elaborado ciertos cambios en las directrices relacionadas con la forma de abordar la enfermedad.

Cabe destacar, el 27 de febrero de 2020, se dio a conocer el primer caso de COVID-19 en la Ciudad de México, en un hombre de 35 años con antecedentes de viaje a Italia.

El secretario de salud, Jorge Al.cocer Varela, aseguró hace cuatro años, que el sistema de salud pública tiene la infraestructura necesaria para atender los casos que se presenten.

El entonces subsecretario de prevención y promoción de la salud, Hugo López-Gatell Ramírez, dejó en claro: “no hay razón científica o de salud pública para suspender actividades laborales y escolares, debido a que estamos en el escenario uno, que es trasmisión localizada en torno a los contactos. No hay trasmisión generalizada”.

Dijo que entre las acciones puestas en marcha eran: identificación de todos los contactos a partir del inicio de síntomas; seguimiento diario de todos los contactos hasta cumplir 14 días de su exposición; aislamiento hasta la resolución de síntomas de todos los asuntos sospechosos y confirmados; y vigilancia basada en laboratorio en localidades con casos importados confirmados.

López-Gatell Ramírez hizo un llamado a seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias y evitar el saludo de mano, cubrirse con el antebrazo al toser y estornudar, tomar abundante agua natural, lavado de manos continuo con jabón y usar gel antibacterial.

Comisión independiente alista evaluación

Un grupo multidisciplinario de investigadores y académicos crearon la Comisión Independiente de Investigación sobre la Pandemia de COVID-19 en México, para documentar el impacto de la crisis en la sociedad mexicana e identificar los principales aciertos y errores en la gestión de la emergencia sanitaria.

“Ante la ausencia de una iniciativa gubernamental en el país para evaluar las acciones tomadas durante la emergencia -esto es, ante la inexistencia de un esfuerzo oficial y democrático por revisar, de cara a la ciudadanía, la actuación de las autoridades y entender las lecciones de la crisis sanitaria-, hemos decidido formar una comisión independiente de investigación sobre la pandemia”, refirieron al anunciar el inicio de su investigación.

La Comisión, que presentará en abril de 2024 un estudio y la evaluación de la política sanitaria aplicada durante la pandemia por COVID-19, señaló que es independiente de cualquier institución y de cualquier fuerza política o partidista.

Está integrada por los comisionados: Jaime Sepúlveda (coordinador de la iniciativa), Carol Perelman, Claudia Agostoni, Sergio Aguayo, Mariana Campos, Julia Carabias, Enrique Cárdenas, José Ramón Cossío, Carlos del Río, Julio Frenk, Amada Glassman, Eduardo González-Pier, Tonatiuh Guillén, Antonio Lazcano Araujo, Carlos Mancera Corcuera, María Elena Medina-Mora Icaza y Sylvia Schmelkes.

En entrevista, la comisionada Carol Perelman refirió que la finalidad de realizar esta investigación es coadyuvar a preparar al país para enfrentar futuros retos en materia sanitaria.

“Hacer un análisis académico, independiente e interdisciplinario para comprender y documentar los elementos involucrados en el episodio más mortal de la historia de México en un siglo, y así prepararnos como país para enfrentar, con mejores herramientas, los futuros retos en salud, que no sabemos cuándo, pero qué no dudo llegarán”, expresó.

Lamentó que en México, las autoridades encargadas del Sector Salud no lleve a cabo un proceso de revisión, que en otros países ya se realiza; incluso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) está elaborando “estudios retrospectivos y llevando a cabo procesos de revisión como estos para aprender y prevenir a futuro”.

“Ya no soy yo”: la pesadilla del virus prolongado

“No podía con mi alma”, recuerda Éricka Olaya Andrade, una colombiana residente en Milán, Italia, al pensar en el 3 de abril de 2020. Ese día, sola en su apartamento, no tenía fuerzas para respirar; el COVID-19 la invadía.

Estaba lista para abrirle la puerta al paramédico que la auxilió: “Me salvó esta persona que entró vestido como astronauta”.

Aunque le pidió subirse a la camilla, ella no quería hacer “show” frente a los ojos sorprendidos de los vecinos que se asomaban por las ventanas, con el miedo de estar cerca de una paciente de COVID-19, el virus que generaba terror en el mundo. Éricka bajó las escaleras desde un quinto piso y, al llegar a la puerta del edificio, se desvaneció: “Me tuvieron que esperar con una silla de ruedas, ahí me puse a llorar. En mi vida había necesitado una silla de ruedas”.

En la ambulancia, camino al hospital Instituto Clínico Città Studi, les escribió a sus hermanos en Colombia y les envió los contactos de sus amigos, quienes estarían al tanto de su situación. No alertó a sus padres porque “los podía matar” con la noticia. “Yo esa bomba no la podía soltar”, recalca.

Tenía miedo de perder la consciencia, de ser intubada. Pensaba que podía ser el final.

De sus 47 años, Éricka ha vivido 28 en Italia. La bogotana llegó en 1996 para unas vacaciones y decidió establecerse allí para formarse como diseñadora y consultora en comunicación. Durante más de dos décadas, estuvo al frente de proyectos publicitarios, relaciones públicas y más, en Milán, una de las llamadas capitales de la moda.

Con más de nueve mil contagios y 460 muertos por COVID-19, se impuso la cuarentena en Italia el 9 de marzo de 2020 para 60 millones de personas. La orden era quedarse en casa; no obstante, Éricka debió ir a la oficina otros seis días porque no le habían dado aval para el teletrabajo.

Entonces, lo inevitable llegó: aparecieron los síntomas cuando estaba encerrada en casa. Creía que tal vez eran producto del estrés y cansancio del trabajo, sumado a molestias por el asma, enfermedad que la acompaña desde niña. De todas formas, no era una simple gripa, pues la migraña, la pérdida del gusto, el olfato y el apetito- junto con un fuerte malestar- lo delataban.

En el hospital, la sometieron a exámenes, rayos X y un hisopado ‘de protocolo’. Sus pulmones estaban a punto de colapsar, tenía una hemorragia y una neumonía avanzada. Quedó internada tres semanas, viviendo en carne propia y siendo testigo de la dureza del COVID-19 con otros pacientes que lloraban y gritaban como si se tratase de “un pabellón psiquiátrico”.

Al cumplir los 20 días, bajo tratamiento con antibióticos y con una bala de oxígeno, le ordenaron la salida, no para ir a su apartamento, sino a un sitio especial: el Hotel Michelangelo, de 17 pisos y 200 habitaciones adecuadas exclusivamente para aislar a los enfermos. Éricka vivió ahí por 70 días.

Salir del hotel fue como si “el mundo le hubiera caído encima” debido a que las secuelas no desaparecieron. Por ejemplo, sus manos se volvieron frágiles, no podía exprimir un limón ni sostener las ollas: “Era como una viejita de 90 años. Me preguntaba por qué y trataba de justificarlo… Decía ‘estuve encerrada mucho tiempo, a la próxima semana a lo mejor me aliento’”. Las semanas corrieron y no sanó. La indicación del médico era que guardara reposo.

Ericka perdió su identidad. “Ya no soy yo, ya no soy la misma. Era una persona hiperactiva, llena de energía, pero esto demuele”, enfatiza. Aunque ha estado en terapias y golpeando las puertas de distintos médicos, hasta ahora no ha podido cortar de raíz el denominado COVID prolongado, condición por la que padece síntomas después de más de tres años de la enfermedad.

Éricka celebró como si hubiese “ganado la lotería” que en octubre de 2023 fuera incluida en un grupo de 182 personas de un ensayo clínico con el tratamiento Temelimab, fármaco empleado para la esclerosis múltiple que busca confrontar los síntomas neuropsiquiátricos y el deterioro funcional de los pacientes de COVID-19 prolongado.   

“No sé qué me vayan a decir en junio, pero no quiero vivir más años así. No sé si voy a volver a recuperar mi salud”.

El Universal

Éricka Olaya Andrade, paciente con COVID-19 prolongado. ESPECIAL

Reduce la recomendación de aislamiento

Las autoridades sanitarias estadounidenses redujeron de cinco días a uno la recomendación de aislamiento para las personas que den positivo en la prueba de la COVID-19, esto si ya se sienten mejor y no tienen fiebre.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) también aconsejaron que, quienes hayan estado enfermos con COVID-19 u otro virus respiratorios, usen tapabocas por cinco días, sobre todo, al salir de casa.

“El COVID-19 sigue siendo una amenaza importante para la salud pública, pero ya no presenta la emergencia que tuvo y sus impactos cada vez se asemejan más a los de otras enfermedades respiratorias”, indicó la agencia en un informe.

La directora de los CDC, Mandy Cohen, dijo en conferencia de prensa que en los últimos dos años las hospitalizaciones semanales por casos de COVID-19 han disminuido en más del 75% y las muertes semanales han bajado en más del 90 por ciento.

Ahora, la agencia aconseja que quienes tengan un resultado positivo se queden en casa, actualicen sus vacunas, empleen tácticas de higiene y mejoren la calidad del aire en el hogar.

El aislamiento puede terminar si pasadas las primeras 24 horas la persona se siente mejor y la temperatura del cuerpo a vuelto a la normalidad sin la administración de medicamentos.

Tras crisis sanitaria, bajan muertes en México

El número de defunciones registradas en México sumaron 589 mil 834 casos durante el periodo enero-septiembre de 2023, cifra 8.4% inferior a las 643 mil 950 reportadas en el mismo periodo del año anterior, revelan cifras preliminares publicadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

El número de defunciones para los primeros nueve meses del año pasado es el más bajo para dicho periodo desde 2020, debido a la menor letalidad del COVID-19, sin embargo, todavía se mantiene 5.9% por arriba de los 557 mil 189 fallecimientos reportados hasta septiembre de 2019, previo a la pandemia.

Entre enero y septiembre de 2014 y 2019, la tasa de defunciones por cada 100 mil habitantes tuvo un incremento de 49.5 puntos. De 2019 a 2020 y de 2020 a 2021 el incremento fue de 177.8 y de 79.6 unidades.

De 2021 a 2022 y de 2022 a 2023, decreció 194.90 y 44.48 puntos, llegando a 456.5 defunciones por cada 100 mil habitantes, una tasa cercana a los 438.5 fallecimientos reportados en 2019, lo cual es una señal de que el país está regresando a la tendencia previa a la crisis sanitaria.

De las personas fallecidas en los primeros nueve meses del año pasado, 55.7% (328 mil 643) correspondió a hombres y 44.2% (260 mil 873), a mujeres. En 318 casos no se especificó el sexo. El porcentaje más alto de defunciones (58.3%) correspondió al grupo de 65 años y más. Entre enero y septiembre de 2023, las Entidades donde ocurrieron las defunciones, fueron: Ciudad de México, con 619.6 casos; Colima, 581.9; Morelos, 575.9; y Veracruz, 538.3.

Por dahemont

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